miércoles, 25 de julio de 2012

¿Un problema puede cambiarte?


Por: Melainy Estefany Luciano Mendoza

Todos los días al amanecer, Sheril, se asomaba a su ventana para contemplar con sus hermosos ojos azules, la mañana soleada y alegre.

Era un día de primavera, Sheril de tan solo 7 añitos, le gustaba levantarse temprano, para ayudar a su hermana Sofía en algunos quehaceres de la casa.

Sheril tenía ojos azules y grandes, su piel era blanca y delicada como la seda, sus cabellos se parecían a los de ricitos de oro. Su voz era encantadora. iempre tenía en su cara una chispa de alegría, que iluminaba los días de primavera, y a los pajaritos de un árbol encantaba con sus cantos.

Una mañana se levanto muy temprano como de costumbre, y se dirigió al cuarto de su madre, pues recordaba que la noche anterior la había dejado llorando en su habitación, por un dolor la aquejaba.

Fue tan dura la sorpresa de encontrar a  su hermana llorando desconsoladamente dentro del cuarto de su madre. Su madre había fallecido.

Desde aquella mañana su tierna sonrisa se apago, su dulce mirada se desvaneció. La hermosa Sheril no volvió a ser la misma niña alegre que esperaba todas las noches con ansias de ver un nuevo día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario