lunes, 30 de julio de 2012

Desprecio de una madre


Aquel día viajando en el carro me encontré con una señora que vivía en la sierra. Me preguntó donde vivía. Yo le pregunté también, de donde era, y ella me empezó a contarme de su vida. La señora vivía sola, era viuda y tenía 5 hijos, de los cuales 3 de ellos tenían su propia familia, estaba enferma y su casa se le había incendiado.                                                                                                                         

Una de sus hijas había terminado de estudiar el nivel secundario y la otra estaba en tercer grado de secundaria. Su hija ganó una beca para estudiar en La Universidad de Chiclayo, por lo que partió a dicha ciudad. Ella como padre y madre tuvo que trabajar para darle lo mejor, para ello criaba sus animales, luego los vendía y reunía dinero para enviarle a su hija que estudiaba en Chiclayo.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         

En Chiclayo también estudiaba una chica del pueblo, amiga de su hija, quien en una oportunidad le dijo que su hija va cambiado, ahora se vestía diferente a como vestía en su pueblo  y que tenia enamorado. Durante las noches ella salía con su enamorado, quien la había llevado a su casa y presentado a sus padres. Ella le mintió a los padres de su enamorado diciéndoles que su mamá vivía en otro país.

El vehículo en que viajábamos continuaba su marcha, mientras tanto yo escuchaba el relato de la señora, que con lágrimas en los ojos me dijo que ella la fue a visitarla a la universidad donde estudiaba. Ella se sentó en la puerta principal de La Universidad, esperando la salida de su hija. Al  poco rato la ve salir con su enamorado, su madre corre y la abraza y le dice, hija has cambiado, estas diferente, Te extrañado mucho hija.

Pero la chica acompañada de su enamorado, se avergüenza de su madre, al verla vestida con ropas humildes, le dijo en tono mus áspero que no la conocía, pidiéndole al vigilante de la puerta que retiren a esa señora.  La señora lloraba y me decía que su hija la había despreciado.

La señora sollozaba y me dijo que insistió con su hija diciéndole: yo soy tu madre, mira mis heridas que tengo producto del incendio de la casa, cuando yo te salve. La muchacha insistía negando a su propia madre, gritando en voz alta: ¡No te conozco!, ¡Sáquenla de aquí!, mientras su enamorado y las amigas de su hija la miraban sorprendidas.

Me dolió tanto el desprecio de mi hija, contaba la señora. Me dijo que a los pocos días del incidente su hija la llama por teléfono para que la perdonase, que iba a regresar a casa y que la disculpe por todo lo que le había dicho. La señora me aconsejó, diciéndome, nunca hagas eso con tu madre.

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