Escrito por: Ana Reyes Chorres (*) 1 octubre 2012
Había una vez
una joven que se llamaba teresa, era muy alegre pero en el fondo de su corazón
tenía una tristeza. Ella vivía con una señora que la adoptó, llamada Carolina, quedó
huérfana desde el primer día que vino al mundo.
Cuentan que su
madre era una chica muy sencilla. Un día cualquiera llegaron a su casa unos delincuentes
que la ultrajaron, quedando embarazada. Pasaron los días, los meses, hasta que
llegó el día del parto. Algo trágico sucedió ese día. Cuando traía al mundo a
su hija, ni sus fuerzas, ni sus ansias de vivir para poder ver a su pequeña
hija, impidieron que viviera.
Desde aquella
fecha, desde ese momento la niña quedó desamparada, pero una señora de buen
corazón decide adoptarla y darle todo el amor del mundo. La alimentó, le dio un
hogar, una familia.
La niña está
muy agradecida de la señora Carolina por haberle dado el calor de un hogar. Ahora la niña vive con la esperanza de
encontrarse algún día con su mamá en el cielo.
(*) Estudiante de Administración de Negocios
Agropecuarios del Segundo Ciclo del Instituto de Educación Superior Tecnológico
Público, “Centro de Formación
Profesional Binacional”, Mallares, provincia Sullana, Piura-Perú.
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