Autor: Eduardo Martínez Ayala
(*) 8 octubre 2012
Un
15 de diciembre del 2008, era la media noche cuando Pedro estaba cuidando en el
colegio 14754. Se encontraba descansando
sobre una ruma de cementó y de pronto escuchó una voz que lo llamaba por
su nombre, que decía: ¡Pedro ven…. Pedro
ven!, por lo que en seguida se pone de pie y escucha atentamente y decide observar
quien lo estaba llamando.
Pedro
miraba por todas partes y no observó a nadie por el lugar. Ingresó al colegio y
se sentó y lo llamaron por segunda vez:
¡Pedro ven……Pedro ven!. Enseguida salió a ver quien lo estaba llamando y
no alcanzó a ver a nadie. Así pasó el
resto de la noche hasta que amaneció.
Al
día siguiente por la noche le tocó nuevamente hacer guardia y por la media
noche lo volvieron a llamar, por lo que
se fue a la dirección del colegio, hallando la puerta abierta, ingresó y
encontró la biblia abierta, la tomo es sus manos y se fue con ella hasta el
lugar donde estaba cuidando.
Al
rato lo vuelven a llamar, cuando lo volvieron a llamar el abre la biblia y se
pone a leerla luego se descuelga un remolino que lo llamaba: ¡Pedro ven……Pedro
ven!.. El se arrodilló y puso la biblia sobre el suelo.
El
remolino revoleteaba la biblia como si estuviera peleando o enfrentándose el
bien con el mal, hasta que en un determinado tiempo la biblia se quedó quieta,
y el remolino desapareció.
Pedro
agradeció a Dios porque sabía que había ganado la batalla. Al día siguiente,
Pedro, cuidaba muy tranquilo el colegio sin que nadie lo llamara o lo molestara.
(*) Estudiante del Segundo Ciclo de Producción
Agropecuaria, del Instituto de Educación Superior Tecnológico Público, “Centro
de Formación Profesional Binacional”,
Mallares, provincia Sullana, Piura-Perú.
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