Autora: Khaterine Mabel Zapata Peña (*) 2
octubre 2012
Linda, así se llamaba. Era una
joven con tan solo 20 años de edad, y como su nombre lo indica era una mujer
muy hermosa. Cómo llegar a describirla si con tan solo verla quede impactado de
su belleza. Era la mujer perfecta que busqué por tanto tiempo.
Linda solía salir todas las mañanas a su
trabajo y yo a pesar de la edad que tenía (23) como un tonto la esperaba en la
esquina de su casa sin darme la dicha de no poder expresarle mis sentimientos,
pues no me atrevía, no quería lastimar ese corazón frágil de una persona muy
querida y admirada por todos; hasta que un día por fin me decidí a expresarle
mi amor desahogándome por completo.
Así mismo la cité a un lugar
muy bello, colmado de paz, “El jardín del amor”. Sin ningún ruido extraño le
declaré ese amor puro. Tal pareció que ambos nos gustábamos mucho, pues al fin
ella aceptó ser mi enamorada.
Par mi todo ese momento fue
colmado de alegría y felicidad, pues los fines de semana disfrutábamos salir al
cine o a cualquier lugar donde ambos nos pudiéramos sentir bien. De igual
manera pasamos cuatro años juntos.
Ojala ella hubiese sabido la
sorpresa que le tenía preparada. Quizás al escucharla se sentiría la mujer más
querida y alegre: le iba a pedir que se case conmigo. Así que decidí esperarla
en la puerta de su casa con un ramo de rosas rojas 8símbolo de amor), pues ella
ya se acercaba y era la hora de decírselo.
Sin embargo ella al tratar de
cruzar la zona peatonal, se agachó para recoger la cadena que le regalo su
madre, se distrajo y no vio las luces del semáforo que cambiaron repentinamente,
un automóvil con una velocidad demasiado excesiva chocó contra ella. Desesperado
corrí a verla pero fue demasiado rápido, ella había muerte.
Pasaron los años y aún la recuerdo,
cada momento que pasa la recuerdo más a pesar de mi edad muy avanzada (70 años).
Solitario y emfermo esperando que Dios me recoja de este mundo para oder irme
con ella y pedirle que “se case conmigo”.
(*) Estudiante de Administración de Negocios
Agropecuarios del Segundo Ciclo del Instituto de Educación Superior Tecnológico
Público, “Centro de Formación
Profesional Binacional”, Mallares, provincia Sullana, Piura-Perú.
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