Era fin de semana y como siempre nos dirigimos a
acampar con mi pequeña familia conformada por mis tíos, mis padres, mi prima Sara,
mi hermano Stefano y yo.
Mi nombre es belén y les contaré algo que me sucedió,
algo que fue muy hermoso e inolvidable, como siempre me gusta acampar con mi
familia, pero este fin de semana será
distinto a continuación contaré porque.
El primer día de campamento decidimos mi prima, mi
hermano mayor y yo escalar el cerro que estaba al lado del campamento, un cerro
muy alto. Mis padres habían quedado con mi hermano esperarnos en el campamento.
Subimos mucho, luego nos detuvimos a descansar sin darme cuenta me quede
dormida al despertar me di cuenta que estaba sola que mi hermano y mi prima se
habían ido. Subí y subí para tratar de alcanzarlos pero me perdí.
Lugo de muchas horas de escalar sola me senté a
llorar estaba perdida, tenía miedo, frio, sed, era muy pequeña con tan solo 12
años, no sabía que hacer, deseaba que mis padres estén en estos momentos
conmigo.
Eran
aproximadamente las 6 de la tarde, estaba oscureciendo, mire hacia el cielo y cerré los ojos, deseaba
regresar, pero de pronto escuché un ruido acercándose hacia mí, me asusté mucho,
al mirar observé un hermoso ciervo blanco.
Me miró y lentamente se acercó a mí y con una voz tan fina en mi mente me pidió
que lo siguiera, lo seguí me llevó a un lugar hermoso lleno de flores,
animalitos y un lago hermoso, entre todo eso el ciervo me dio una fruta y me
dijo “aquí pequeña estarás segura descansa ya mañana te llevaré a tus padres”.
Me sentí segura pero temía por mis padres y le pedí que se quedara conmigo.
Lo hizo y dormí junto a mi ciervo blanco. Al
amanecer, me despertó “A levantarse pequeña niña es hora, tus padres y sobre
todo tu hermano mayor están muy preocupados lávate y sígueme”. Caminamos y
caminamos y luego de varias horas escuché mi nombre, era mi hermano quien me
llamaba, la alegría de volver a ver a mi familia me invadió, traté de correr
pero me detuve “te volveré a ver” exclamé, “si mi niña me volverás a ver, cuando
necesites de mí solo búscame, llámame y a ti llegaré”. Lo abracé y corrí “hermano
aquí estoy exclame”.
Dirán eso fue todo, y que pasó después.
Después... siempre voy al cerro ahora
tengo 19 años y me reúno con mi hermoso ciervo blanco y me pierdo en un sueño
con él en un sueño hermoso y lleno de alegrías, olvido las peñas y el mundo
real…
Sueñen
y encontraran en su interior paz y tranquilidad
(*) Estudiante del Segundo Ciclo
de Producción Agropecuaria del Instituto de Educación Superior Tecnológico
Público, “Centro de Formación
Profesional Binacional”, Mallares, provincia Sullana, Piura-Perú
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