viernes, 12 de octubre de 2012

AL ANOCHECER


Autora: Linda Estrella Campoverde Godos  (*) 12 octubre 2012

Eran las 5 de la tarde de un día gris y frío de aquel invierno en el pueblito de San Bosco. Daniela se alistaba para ir a recoger a la escuela a su hermano menor. Esa era su rutina diaria, la senda era larga y accidentada, por lo menos caminaba media hora y  tenía que atravesar  un puente que conectaba al pueblo vecino para llegar finalmente al colegio.

Daniela tenía la sensación extraña de que las veces que tardaba un poco, al regresar por ese puente, escuchaba el llamado desesperado de personas cuyas voces se perdían en el viento. Cierta vez la citaron a una reunión en la escuela, ocasión en la que salió más tarde de lo normal. Ya eran las 8:20 de la noche y la reunión recién había culminado, se dirigía a su casa donde su hermanito la esperaba para que preparara  la cena, estaba enojada por la demora de tal reunión y a la vez preocupada por el pequeño.

La noche era muy oscura y el camino lóbrego. Enrumbó a casa, sin compañía y aguantando un fuerte frio ya que había olvidado llevar un abrigo, aproximándose al puente decidió caminar por en medio para no tropezarse, no había suficiente luz, solo apenas dos postes alejados como a 20 metros uno de otro, caminaba muy cuidadosamente para evitar caer, pero desgraciadamente, más que eso, fue testigo de trances frívolos que hicieron temblar sus piernas impidiéndole avanzar.  Estaba a menos de la mitad del puente, y empezó a escuchar esos gritos, el frio se apoderaba más de ella, no sabía si mirar atrás o seguir, pero lamentablemente ambas cosas no pudo lograr. Recordó las historias narradas por su abuelo sobre ese puente y quedó totalmente aterrorizada. Sin poder pedir auxilio. Entró en una crisis fatal cayendo bruscamente.

Pasaron los días y solo se supo la nueva desaparición, se murmuraba que al anochecer en ese puente la gente desaparecía totalmente, no se sabía nada de ellos, que existía un ser extraño que se los llevaba muy lejos sin dejar rastros, para usar su alma y regenerarse a partir de ella. Y que aquellas voces eran de las tantas victimas habidas. Daniela fue otra aquella noche.

(*) Estudiante del Segundo Ciclo de Producción Agropecuaria del Instituto de Educación Superior Tecnológico Público, “Centro de Formación  Profesional Binacional”, Mallares, provincia Sullana, Piura-Perú

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