Escribe: José Franco Heredia
Palacios (*)
Al encontrarse el agua presente en la célula
humana nos hace pensar que nuestra vida depende de ese líquido vital y nos
permite reconocer cuan perfecta es la creación de Dios, porque al depender
nuestra vida del agua nos vemos obligados a cuidar esta gracia que Dios nos da.
Sin embargo, muchas veces no damos gracias
por este recurso y nos dedicamos en pensar en nosotros mismos y no en las
futuras generaciones que día a día reciben como herencia agua contaminada y no
agua de calidad y pura para su subsistencia.
La contaminación, desperdicio y el mal uso
del recurso hídrico son los factores principales que atentan contra la vida y
la salud de los seres humanos, pues sin darnos cuenta que al dejar un caño
goteando o chorreando se desperdician grandes cantidades de agua, las cuales
pudieron ser utilizadas para calmar parte de sed en el mundo o para la siembra
de algún cultivo en bien de una sociedad que necesite ayuda solidaria por
insuficiencia de recursos económicos.
Si esta cultura del buen uso y cuidado del
agua se inculcara de padres a hijos se cumpliera el refrán que dice: de puñado
en puñado de tierra se puede construir una montaña ya que aunque sean pocos los
que hagan esta práctica se lograría mucho para bien de aquellos que aún les
espera un futuro por delante.
(*) Estudiante del segundo ciclo de la
carrera técnica de Administración de
Negocios Agropecuarios del Instituto de Educación Superior Tecnológico Público
“Centro de Formación Profesional Binacional”, ubicado en el distrito de
Marcavelica, provincia de Sullana, Región Piura, Perú.
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