Escribe:
José Franco Heredia Palacios (*)
Cerca al
antiguo Lancones, en la provincia de Sullana-Piura, había un cerro que se
llamaba la fortaleza, que poseía gran cantidad de misteriosos encantos que se
reflejaban por las noches.
El antiguo Lancones
era un pueblito muy pequeño de gente trabajadora que se dedicaban a la ganadería
y se encuentra ubicado en la provincia de Sullana, siendo uno de sus límites con
el país hermano de Ecuador.
Allí vivía Guillermo,
un hombre muy conocido en este pueblo ya que era uno de los más pobres y trabajaba como un pastor de cabras.
Sucedió que un día
cuando regresaba de pastar las cabras se dio cuenta de que le faltaban cuatro. Como
ya eran las seis de la tarde se le ocurrió dejarlas e ir busca de ellas al día siguiente,
pero un refrán resonó sobre sus oídos y era: no dejes para mañana lo que puedes
hacer hoy; así que fue y dejo las cabras muy cerca del pueblo y se puso en
marcha en búsqueda de las cabras extraviadas.
Por suerte No tardó
mucho en encontrarlas pues en el cerro la fortaleza divisó a las cabras, al
principio sintió un poco de miedo, pero su vocación por el trabajo le permitió
seguir adelante y cuando ya estaba cerca de sus animales se percató que cerca
de un árbol ardía un fuego extraño y misterioso que se movía de un lugar a otro,
y que le produjo mucho miedo, por lo que regresó lo más rápido posible con las
cabritas a su casa.
Al llegar, su
esposa y sus hijos le preguntaron el motivo por que llegaba tarde, así que Guillermo
les contó lo sucedido, sus hijos se reían de él y le dijeron que solo había
alucinado ya que esas cosas no existían. Su esposa por el contrario le creyó.
Por la noche
mientras dormía Guillermo, tuvo una pesadilla en la que un hombre que decía ser
su tatarabuelo, se veía en carrera de salvación y le pedía que le dejase el
mejor cabrito de los que pastaba todos los días y a cambio le daría toda la
inmensidad de riquezas que él había enterrado en aquel lugar.
Al amanecer le volvió
a contar este nuevo suceso a su esposa la que le apoyó en lo que tenía que hacer.
Ese mismo día no
salió a pastar las cabras y fue a comprar el mejor cabrito con lo poco que tenía
ahorrado, donde su patrón el señor Hortensio, quien era el dueño del ganado caprino
que el pastaba todos los días. Además, le pidió que le pagase los jornales de
su trabajo durante esa semana.
No tuvo tanta
espera y se marchó a Huancabamba a traer un maestro especialista en hacer
mesadas para sacar entierros.
Al volver al
antiguo Lancones, la gente pensaba que seguro ese hombre estaba enfermo porque
decían que había estado en Huancabamba y había llegado con un brujo.
Ambos esperaron
la noche y el maestro fue e hizo su mesada en un lugar un poquito alejado de
donde Guillermo había visto el fuego extraño, además el maestro le pidió que
fuese y amarrase el cabrito en el árbol donde había visto ese fuego.
Las horas pasaban
y pasaban por lo que Guillermo miro su reloj, cuando ya eran medianoche …
escuchó gritos horribles de un hombre que poco a poco se acercaba al lugar.
Él estaba
escondido por unos matorrales y vió como ese hombre cerca de donde estaba el
cabrito misteriosamente desapareció, pero cuando no pasaban ni tres minutos llegó
un ser monstruoso, con unas enormes uñas y unos dientes muy grandes montado
sobre un caballo más blanco que la nieve con un esplendor muy fuerte, el cual
tomo el cabrito y siguió su camino desapareciendo a lo lejos.
El maestro le
dijo que todo estaba listo y le señaló el lugar en el que debían cavar un hueco.
Así pasaron un par de horas cavando con la palana …hasta que sus herramientas chocaron
con dos enormes baúles, los cuales tuvieron que alzarlos con gruesas cuerdas.
Al sacar el primer baúl y abriéndolo, Guillermo vió una gran cantidad de
prendas de oro por lo que sus pensamientos se llenaron de codicia y vanidades
pensando en comprar camiones tener haciendas, construir muchas casas y tener
muchas mujeres. Cuando de repente se escuchó
en aquel hueco un trueno muy fuerte que hizo que desapareciera todo regresando así
el maestro y Guillermo decepcionados a casa.
Pasado un
tiempo Guillermo cuenta la historia a su abuelo y este dice el motivo por cual desapareció
el oro encontrado. Le cuenta que según creencias la riqueza no puede ser para
una persona vanidosa que al momento de sacar de un entierro grandes riquezas,
muestra pensamientos de vanidad.
Este hombre
lleva en su vida una gran experiencia, que le permitió ser más humilde y sin
buscar ser rico, ya que lo sucedido le había cambiado su forma de ser.
(*) Estudiante del segundo ciclo de la carrera técnica de Administración de Negocios
Agropecuarios del Instituto de Educación Superior Tecnológico Público “Centro
de Formación Profesional Binacional”, ubicado en el distrito de Marcavelica,
provincia de Sullana, Región Piura, Perú.
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