Escrito por: Eddy Sullón Ramos (*)
Sí,
es verdad que en distintas ocasiones, como humanos hemos tenido que disfrazar
la verdad, claro, siempre buscamos situaciones favorables, adhiriéndolas a una
frase muy conocida: “ME IMPORTA LO MIO, EL RESTO NO ME INTERESA”, y es que al
egocentrismo no le importa las secuelas que pueda dejar en otros, la situación
que acomodamos a nuestro favor.
¡Miente!,
tienes que decir que las cosas no fueron así, estos son algunos de los
supuestos “consejos” que recibimos de alguien que suele llamarse “amigo
nuestro” y qué feliz nos sentimos, cuando el plan salió perfecto, todo salió
como se había planeado, no importa a quien se halla dañado, “El fin justifica
los medios”.
Todos
hemos mentido en algún momento, cuando nos hemos encontrado en situaciones de
desesperación y en las cuales la única salida era una falacia. Hay falacias que
hieren, otras que matan, algunas llevan a prisión, otras a libertad, unas
tienen perdón, otras son imperdonables; pero si algo tienen en común, es que
todas ocultan la verdad, y es que no hay mentira grande ni mentira pequeña, lo
cierto es que si tu afirmación no se ajusta a la realidad, es una farsa y
punto.
Una
falacia está en boca del más pequeño e indefenso como en la del más grande y
poderoso, está ahí, en aquel niño inocente que abre la puerta cuando alguien
busca a algún miembro de su familia y niega su presencia por mandato del mismo,
y que es decir de los llamados “Padres de la patria”, que de padres no tienen
nada, porque un padre tiene la responsabilidad de defender con coraje y propiedad,
los intereses de su familia y de actuar con criterio para dar solución a los
problemas que lo agobian a la misma, sin embargo; los nuestros hacen todo lo
contrario y cuando se trata de defender lo nuestro, cada uno defiende lo suyo y
los intereses comunes muy poco les
interesa y claro para eso se hicieron las mentiras, para maquillar situaciones que indignan a las grandes masas.
interesa y claro para eso se hicieron las mentiras, para maquillar situaciones que indignan a las grandes masas.
La
vida está llena de mentiras, que vamos descubriendo con el pasar del tiempo, y
en algunos casos, nos estimulan para continuar viviendo la vida a plenitud, en
otros casos avanzan con todas nuestras construcciones que ya tenemos cimentadas
y que es hablar la verdad siempre ha sabido muy desagradable y sólo ha sido
saboreado por hombres valientes que han estado dispuestos a todo, inclusive a
dar la vida por decir la verdad y es que la sinceridad en un mundo como éste,
causa mucho daño y en algunos casos un daño imparable.
(*) Estudiante de Producción Agropecuaria II Ciclo 2012, del
I.E.S.T.P “Centro de Formación Profesional
Binacional”, Mallares, provincia Sullana, Piura-Perú.
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