viernes, 3 de noviembre de 2017

El jardín de mi corazón

Escribe: Lisbeth Mena Farias (*)

Había una vez una familia muy humilde conformada por mamá, papá y unas hermosas gemelas que vivían en un pueblito muy pobre,  pero en la parte detrás de la casa había un hermoso jardín de flores y rosas de las más hermosas que jamás nadie había visto.

Un día al ocultarse el sol, las pequeñas fueron corriendo a su hermoso jardín y se pusieron a cantar y se sorprendieron mucho porque esas rosas les respondían con tan bellas melodías, las niñas muy sorprendidas se entraron a la casa corriendo muy asustadas.

Al siguiente día volvieron e hicieron lo mismo y de nuevo las flores les respondían con tan hermosa melodías pero esta vez las niñas no tuvieron miedo y siguieron cantando con las flores. Cada día que pasaba, cada parte del jardín empezaba a ponerse muy lindo, de la nada aparecían hermosas piedras brillantes en el pequeño riachuelo que había por las rosas.

Las niñas muy alegres volvían cada día después de que todos estaban ya descansando y hacían día tras día lo mismo, hasta que un día una de las pequeñas gemelas enfermó y tuvieron que llevarla a la ciudad  y hospitalizarla, porque la niña tenía una enfermedad muy costosa.

Papá no sabía cómo tendría que pagar todo lo de la enfermedad de su hija, porque eran muy pobres y su único sustento era su ganado, por lo que dejaron a la niña en el hospital para venir a su pueblo a tratar de conseguir el dinero.


Mientras tanto la otra gemela fue corriendo a ver las rosas, ella le contó a sus flores todo lo que estaba pasando, muy triste empezó a cantar y a llorar por su hermana y de repente empezaron a salir de la rosas unas pequeñas piedritas de oro. Las rosas le dijeron que esas piedritas servirían para poder curar a su hermana y solo le pidieron a la niña que nunca dejara de cantarles.

La niña les dijo que prometía por siempre cantarles a la flores y fue corriendo a ver a su papá para darle el regalo que le había dado las rosas porque querían que la gemelita se salve, para que vuelvan juntas a cantar, que era lo que más les gustaba a la rosas y flores.

Papá sin saber que decir solamente recibió las piedritas de oro y las llevo al hospital .Al transcurrir los días, las dos gemelitas volvieron a estar juntas y volvieron a cantar.

Un día la curiosidad de papá lo lleva a descubrir de donde la pequeña gemela había sacado esas piedritas de oro. Por un huequito empezó a mirar como todo el jardín cantaba, papá se quedó asombrado y no lo podía creer, era algo imposible, pero era verdad. Todo estaba allí eran sus hijas que cantaban hermoso y el jardín entero les seguía las canciones.

Papá decidió contarle a  mamá, pero ella no creyó nada pensó que papá estaba loco y solo rió a carcajadas.

Al día siguiente papá llevó a mamá al jardín de las niñas y ella no lo podía creer todo lo que papá le contaba, era verdad y  lo primero que pensó fue en decirles a todos lo lindo que era y que sus hijas podrían llegar a tener mucho dinero si todos se enteraban de esto. Ambos hablaron horas de horas, hasta que mamá convenció a papá de hacerlo.

 Al pasar unos días todo estaba listo, papá y mamá habían  planeado todo para que las personas vinieran a ver este hermoso jardín y sus hijas, las niñas muy asustadas no sabían que decir, solo hacían lo que sus padres les decían, llegó el momento y todo estaba preparado pero las niñas no pudieron cantar a las rosas, que lucían normal, no había nada  de lo que papá y  mamá les habían prometido a las personas que habían llegado desde la ciudad  hasta este pueblito.

Al día siguiente papá les preguntó a las gemelas por que no habían podido cantar, ellas les explicaron que el cantar de ellas solo era en agradecimiento por haber salvado la vida de una de ellas. Papá pensó que las niñas mentían que no lo habían hecho por hacerlo quedar mal y entonces él fue al  jardín a ponerse a gritar de cólera y todas las rosas le contestaron que por más que él quisiera que todo fuera como el quería, ellas solo estaban allí por sus hijas no para hacer dinero, que ellas ayudarían siempre y cuando todos vivieran en armonía y que siempre las niñas cantaran.

El papá muy enfadado y a la vez sorprendido de escuchar a la flores solamente se quedó mudo y  se fue a sus casa. Al pasar los días las niñas empezaron a ponerse tristes porque su papá ya no las dejaba ir a ver el jardín, lo que no sabía papá era que ese jardín estaba vivo, mientras que las niñas estuvieran vivas y el no hacía caso, todo les iba mal y las niñas cada día empeoraban y ya no sabía qué hacer.

Decidió llevarlas a las dos al jardín y fue entonces que las flores a punto de marchitarse derramaron lágrimas. Junto a las niñas estaba papá y mamá, lloraron desconsoladamente porque no habían hecho caso a algo que era tan asimilable, los padres lloraban y unas de las flores les habló y les dijo que solamente revivirían si ellos se arrepentían de todo lo malo que habían causado en las flores y sus hijas.

Les dijo, que sus hijas eran el jardín que debería existir en su corazón, que si siempre pensaban en tener dinero, nunca estarían bien, porque lo más importe debieran de ser sus hijas.

Los padres muy arrepentidos prometieron cuidar más de ellas y dejar que sus hijas vieran el jardín, de esta manera las niñas volvieron a vivir y las flores y rosas volvieron a florecer y todos estuvieron felices con este hermoso final.

(*)  Estudiante del segundo ciclo de la carrera  técnica de Administración de Negocios Agropecuarios del Instituto de Educación Superior Tecnológico Público “Centro de Formación Profesional Binacional”, ubicado en el distrito de Marcavelica, provincia de Sullana, Región Piura, Perú. 

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