lunes, 17 de septiembre de 2012

¿Cuántas veces has mentido?


Escrito por: Eddy Sullón Ramos (*)  

Sí, es verdad que en distintas ocasiones, como humanos hemos tenido que disfrazar la verdad, claro, siempre buscamos situaciones favorables, adhiriéndolas a una frase muy conocida: “ME IMPORTA LO MIO, EL RESTO NO ME INTERESA”, y es que al egocentrismo no le importa las secuelas que pueda dejar en otros, la situación que acomodamos a nuestro favor.

¡Miente!, tienes que decir que las cosas no fueron así, estos son algunos de los supuestos “consejos” que recibimos de alguien que suele llamarse “amigo nuestro” y qué feliz nos sentimos, cuando el plan salió perfecto, todo salió como se había planeado, no importa a quien se halla dañado, “El fin justifica los medios”.

Todos hemos mentido en algún momento, cuando nos hemos encontrado en situaciones de desesperación y en las cuales la única salida era una falacia. Hay falacias que hieren, otras que matan, algunas llevan a prisión, otras a libertad, unas tienen perdón, otras son imperdonables; pero si algo tienen en común, es que todas ocultan la verdad, y es que no hay mentira grande ni mentira pequeña, lo cierto es que si tu afirmación no se ajusta a la realidad, es una farsa y punto.

Una falacia está en boca del más pequeño e indefenso como en la del más grande y poderoso, está ahí, en aquel niño inocente que abre la puerta cuando alguien busca a algún miembro de su familia y niega su presencia por mandato del mismo, y que es decir de los llamados “Padres de la patria”, que de padres no tienen nada, porque un padre tiene la responsabilidad de defender con coraje y propiedad, los intereses de su familia y de actuar con criterio para dar solución a los problemas que lo agobian a la misma, sin embargo; los nuestros hacen todo lo contrario y cuando se trata de defender lo nuestro, cada uno defiende lo suyo y los intereses comunes muy poco les
interesa y claro para eso se hicieron las mentiras, para maquillar situaciones que indignan a las grandes masas.

La vida está llena de mentiras, que vamos descubriendo con el pasar del tiempo, y en algunos casos, nos estimulan para continuar viviendo la vida a plenitud, en otros casos avanzan con todas nuestras construcciones que ya tenemos cimentadas y que es hablar la verdad siempre ha sabido muy desagradable y sólo ha sido saboreado por hombres valientes que han estado dispuestos a todo, inclusive a dar la vida por decir la verdad y es que la sinceridad en un mundo como éste, causa mucho daño y en algunos casos un daño imparable. 

(*) Estudiante de Producción Agropecuaria II Ciclo 2012, del I.E.S.T.P “Centro de Formación  Profesional Binacional”, Mallares, provincia Sullana, Piura-Perú.

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