ESCRITO POR: Ana Jackeline Saldarriaga Zapata
Esta es una historia muy triste de contar
pues nos muestra un poco la realidad triste porque se sufre por tratar de sobrevivir y se sufre por amar.
Érase una vez una jovencita llamada Juana que
vivía en un pequeño pueblo muy bonito pero pobre. Ella vivía en una pequeña
casa hecha de pajas con maderas; en la que vivía sola pues había perdido a sus
padres cuanto solo apenas tenía 10 años desde ese entonces se quedó sola y le
toco luchar y trabajar muy duro para poder sobrevivir.
Todas las mañanas se levantaba muy temprano a
recoger entre la basura algo con que alimentarse y a recoger algunas botellas
para luego poder venderlas y tener algún dinerito para poder sobrevivir. Fue
así como una mañana muy nublada y triste, mientras buscaba entre la basura
encontró un pequeño y tierno perrito el cual se encontraba muy sucio y mal
oliente, pero como ella una persona buena y humilde decidió llevarlo a su pequeña
choza para brindarle un hogar, allí lo alimento y le dio un baño en el pequeño
riachuelo que pasaba por detrás de su casa. ¿Quieren saber cuál fue el nombre de la
pequeña mascota? fue Sebastián.
Como toda mascota y buen amigo fiel que son los
perros, Sebastián la acompañaba a todo lugar donde ella fuese. Un día el más
triste y difícil de contar; Juana no había podido encontrar algo de alimento
entre la basura. Así que Juana acudió a una enorme chacra donde había muchos
frutos para poder alimentarse: camotes, papas, mangos, frejoles, etc. En fin un
sin número de alimentos; Juana comenzó a recolectar todos los frutos que
pudiese encontrar.
Al haber terminado de recolectar todos los
frutos fue sorprendida por un hombre feo, gordo y barrigón que alzando la voz
dijo: a usted jovencita no le enseñaron que es malo robar.
Juana
respondió muy asustada y llorando: si señor disculpe es que no tengo con
que alimentarme, además vivo sola; soy huérfana. El horrible hombre mirando a
la jovencita de pies a cabeza; con una mirada maliciosa y le dijo: así que no
tienes padres pues a mi no me importa eso; te enseñare a que no debes robar.
Agarrándola del brazo muy bruscamente la tiro sobre el suelo tratando de
violar a la pequeña jovencita. Juana
lloraba y trataba de escapar de ese mal hombre. Es allí como si Dios la hubiese
ayudado y no dudo que fue Dios; pues Sebastián mordió al hombre en la pierna y
de esa forma Juana pudo lograr escapar de ese hombre y de esa pesadilla
horrible.
Ya pasando el tiempo Juana tenía 16 años una jovencita muy hermosa,
Sebastián ya no la acompañaba pues había muerto, fue muy difícil para ella
verlo morir sin que ella pudiera haberlo
ayudado. Sola otra vez, sola sin la compañía de su fiel mascota, sola sin
cariño y amor que le hace falta a cada ser humano.
Juana empezó a trabajar en una hacienda donde
la trataban muy mal, pues la maltrataban
constantemente por ser una chola como le decía doña Lili la dueña de la
casa hacienda, pero ella trataba de soportar todo el martirio con tal de no perder
su trabajo que era su único sustento. Déjenme
contarles que allí en la casa hacienda,
Juana observaba cosas terribles. Cosas como que los patrones abusaban de
las sirvientas, y lo más terrible el maltrato a los animales. Tenían unos
perros amarrados a unos postes con cadenas y cada noche Lili la dueña de la
hacienda les tiraba agua caliente a los pobres animales, luego de hacer tan
horrendo acto les cubría el cuerpo de sal. Era horrible escuchar los ladridos
de dolor de los animales. Juana no soportaba tan horrible escena de como
personas pueden cometer actos inhumanos sin ningún temor de dios, en verdad no
se les debería llamar personas.
Pero bueno continuemos con la historia. Un
día, mientras Juana realizaba la limpieza de la gran plaza de la hacienda,
llego un hermoso joven el cual era hijo de doña Lili, su madre salió a
recibirlo con un tierno beso en la mejilla diciendo: regresaste hijo mío, hace
tiempo que te extrañaba y esperaba con ansias tu regreso bienvenido pasa a tu
hogar. ¡Juana! qué haces parada como tonta lleva las maletas a la habitación de
mi hijo, sirve para algo ¡chola!. El joven quedo muy impresionado por la
belleza de la joven, aunque se encontraba muy sucia se podía contemplar su
linda cara y esos ojos hermosos.
Comenzó
por gustarle Juana, siendo así que ayudaba a Juana en los quehaceres de
la casa. Juana también le gustaba el joven pero no le decía nada porque tenía
mucho miedo e inseguridad que una joven como ella; toda sucia y sin educación
le pudiese gustar ese hermoso joven.
Un día mientras lavaba la escalera de la
hacienda Juana resbalo y el joven
inmediatamente la ayudo y la llevo a su habitación allí el hermoso joven le
confeso todo lo que sentía por ella, luego que ella se recuperase diciéndole:
Juana eres muy bonita y humilde, me enamore de ti desde la primera vez que vi,
esos hermosos ojos. Ya no puedo estar así, te amo y déjame decirte que no fuera
feliz si no te hubiera conocido. Déjame pedirte muy cordialmente que seas mi
señorita enamorada.
Juana muy impresionada y alegre respondió:
pero como puedo ser yo la joven que le gusta si siempre me encuentro toda
sucia, yo no me merezco su amor pero déjeme decirle que usted también me gusta
pero no soy digna de tanto amor que usted dice sentir por mí.
El joven responde eso no me importa, me importas porque tu eres
diferente a todas, contigo la paso súper bien, le agradezco a Dios haberte
conocido y permíteme amarte. Siendo así que Juana responde con un tierno beso
al jovencito, desde ese momento se convirtieron en enamorados. El joven pasaba
todo el tiempo con Juana ayudándole en los quehaceres de toda la hacienda,
pasando lindos momentos juntos llenos de bromas y mucha felicidad.
Haciendo levantar las sospechas de doña Lili,
doña Lili empezó a seguir a su hijo
sigilosamente llevándose la sorpresa, que Juana y su hijo eran novios. Tal fue
la molestia que doña Lili obliga a su hijo a irse de viaje para que se olvide
de tal tontería, de ese amor por una chola.
Juana muy triste pensaba en su amado joven
diciendo: él no puede haberse ido y dejarme con todo este amor, estoy segura
que volverá. Repitiendo cada vez todos los días esa frase, y sobre todo doña
Lili haciéndole la vida imposible. Pero trataba de luchar y mantenerse en la
hacienda esperando a que volviese su amado joven de lindos ojos.
El día más triste y llegando al final de la
historia fue cuando Juana ya no pudo resistir más el maltrato, que decidió en
quitarse la vida. Así lo hizo, resignada se tiró del balcón de la hacienda. Eso
sí lo más lindo que pudo hacer antes de quitarse la vida, fue dejar en libertad
a los perros que martirizaba doña Lili.
Dejando una carta para su amado que decía: te
espere amor y nunca llegaste, soporte todo el maltrato de tu madre por el
simple hecho de tener las esperanzas, de que ibas a volver yo sé, que volverás
algún día, pero ya no pude más, te esperare allá en el cielo, un hermoso lugar
sin dolor y tristezas que me imagino que es un lugar lleno de mariposas donde
encontrare a mis padres. Decirte que te amo mucho, y me duele mucho no haberme
podido despedirme de ti, con un tierno beso y me duele a que no hayas
regresado, para luchar por nuestro amor.
Lo
último que te quiero decir es que el momento en que te fuiste, mi corazón se
partió en una mitad; una parte está llena de recuerdos y la otra se fue contigo
mis ojos bonitos.
(*) Estudiante del Segundo Ciclo de
la Carrera Técnica de Producción Agropecuaria del Instituto de Educación
Superior Tecnológico Público “Centro de Formación Profesional Binacional”,
ubicado en el distrito de Marcavelica, provincia de Sullana, Región Piura, Perú
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